sábado, 4 de marzo de 2017

DISEÑO ITALIANO EN LA SERENA


         A veces sucede que nos encontramos el objeto más inesperado en el sitio más insospechado. ¿A qué investigador no le ha ocurrido que se topa con algo insólito que le hace preguntarse el porqué de ese hallazgo en ese momento y en ese lugar?.

      Esto mismo nos ha sucedido durante los cuatro meses que hemos prospectado La Serena catalogando evidencias de la Guerra Civil: entre las cosas más inverosímiles halladas se encuentran un destornillador, una lima e incluso tinteros. Así contado, todo el mundo puede pensar que se trata de objetos absolutamente normales, y así es, son normales y habituales en un taller mecánico, en una carpintería, en una antigua oficina o escritorio, pero resulta sorprendente que en nuestro caso los hayamos localizado en medio del campo, y os aseguramos que en esos sitios, entre los meses que van de septiembre a enero, hemos visto a poquísimas personas (no más de diez en todo ese tiempo), pero sí a ovejas, ciervos, culebras de herradura, liebres y hasta comadrejas, animales que no habitúan a usar esos objetos.


          El objeto que queremos compartir con vosotros lo localizamos en plena Serena, y aparentemente se correspondía con una pequeña lámina de cobre, de no más de 7 cm de longitud y 3 de anchura. Al principio, la escasa familiaridad con este objeto nos impidió reconocer su funcionalidad, aunque entendimos que el lugar del hallazgo, su contexto, no eran casuales. Nos encontrábamos en un conjunto de trincheras de primera línea del bando sublevado. Tras realizar el debido estudio tipológico y formal, teniendo en cuenta el contexto arqueológico del hallazgo, entendimos que se trataba de un cargador para fusil, y todo ello se vio reforzado porque en su base aparecen las siglas SMI, junto con una estrella de cinco puntas y la cifra 36. Aplicando la ley del descarte, los fusiles Mauser y Mosin-Nagant, ampliamente utilizados en la Guerra Civil, quedaban fuera, ya que sus cargadores son totalmente distintos desde el punto de vista técnico-formal, al margen de ser mucho más prácticos y funcionales. Por el contrario, el cargador tenía unas formas más suaves, más estilizadas, “de diseño”.

       Ahora sabemos que se trata de un cargador de fusil Carcano, de fabricación italiana, y las siglas mencionadas hacen referencia a Societa Metallurgica Italiana (Campo Tizzoro, Toscana), fabricado en 1936. Un cargador diferente, casi con estilo. Un ejemplo triste de diseño italiano en La Serena, que se explica por el contexto del hallazgo. Una prueba material de la internacionalización del conflicto  y de la importancia que alcanzó la ayuda en hombres y en material bélico de la Italia fascista al bando rebelde para doblegar a la República Española.

          Y si realizamos el camino inverso del cargador, de La Serena a la Toscana, descubriremos parte del historial bélico de Italia en la primera mitad del siglo XX. La misma fábrica de la SMI empezó haciendo munición para la guerra colonial en Libia, más tarde para la Primera Guerra Mundial, sumándose más tarde a la carrera armamentística de Mussolini y alcanzando un papel relevante durante la Segunda Guerra Mundial abasteciendo al ejército de Hitler.


          La actividad industrial de la SMI paró en 2006 lo que demuestra que las guerras siempre han sido un buen negocio para unos pocos. Actualmente el complejo fabril forma parte de la oferta turística de Pistoia: http://www.turismo.intoscana.it/site/it/elemento-di-interesse/Campotizzoro-un-paese-fabbrica-sulla-Montagna-Pistoiese/. Esto último por si alguien se anima desde La Serena a devolver “la visita” de una manera más pacífica.

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