sábado, 5 de mayo de 2018

Una campana-bomba y dos pueblos en uno.


Eran las siete y cuarto de la tarde y el sol de primeros de septiembre estaba aún alto sobre el horizonte y pegando fuerte. Poco a poco el ruido de los motores iba en ascenso. Las miradas de los soldados republicanos de la 28 División, los mismos que habían recuperado hacía unos días el pueblo de Zarza Capilla, se dirigirían hacia el oeste. De unos a otros fueron transmitiéndose la idea que los aviones que se aproximaban eran “fascistas”. De nuevo se aprestaban a ser ametrallados y bombardeados.

El número de aviones rebeldes que aquel día descargó sus bombas sobre el pueblo de Zarza Capilla y alrededores fue importante. El oficial de enlace del arma de aviación del Ejército republicano reflejó parte de lo que sucedió en su informe del día 2 de septiembre de 1938. Contabilizó doce bombarderos franquistas, seis trimotores Junkers (https://es.wikipedia.org/wiki/Junkers_Ju_52) y seis bimotores Junkers, los cuales volaban protegidos por dieciocho Heinkel. En total 30 aviones. La fuerza aérea republicana, sin precisar el mismo informe en qué número, haría frente al ataque perdiendo dos bombarderos y un caza aunque logró abatir a un bombardero y a dos cazas franquistas. 

Escuadrilla de bombardeo franquista Junkers 52.

Junker 52 y sus bombas de 250 y 50 kilos.
 
Ese día las casas y calles de Zarza Capilla recibirían bombas de 10, 50 y 250 kilos. Casi todos los vecinos, o bien se habían sumado a la evacuación de principios de agosto de 1938, rumbo al norte de la provincia pacense y a Ciudad Real, o bien se habían puesto a resguardo en fincas particulares. Siempre alejándose del cercano frente de combate. Zarza Capilla, que había sido ocupado el 15 de agosto de 1938 por el 11 regimiento de Castilla a las órdenes del guardia civil golpista Ernesto Navarrete Alcal, fue el único pueblo recuperado por el Ejército republicano tras su contraofensiva iniciada el 22 de agosto del mismo año.

Campana-bomba.
Posiblemente de aquel bombardeo procede la media bomba1 que el profesor Pablo Muñoz mostró al equipo de prospección de la Asociación. Una bomba de aviación que no estalló y que fue reutilizada como campana. Sustituyó a la campana de bronce que durante la Guerra fue confiscada por el Gobierno de la República para ser fundida y convertida en espoletas para proyectiles. Este reciclaje de postguerra en campana-bomba estuvo marcando la vida religiosa de Zarza Capilla hasta 1965. Una bomba de 250 kilos de peso, que no estalló, debido a un fallo del dispositivo eléctrico, para alivio de la ya muy castigada Zarza Capilla.

Sección de la campana-bomba.
Como consecuencia del protagonismo de Zarza Capilla durante la Guerra, su población quedó dividida en dos núcleos urbanos, Zarza Capilla la Vieja y la Nueva. En la postguerra el organismo franquista de Regiones Devastadas ejecutó un ambicioso plan de construcción de un nuevo núcleo urbano. Sin embargo los vecinos se empeñaron en algo tan natural como reconstruir sus propias casas. El resultado del empeño de unos y otros es patente. Por un lado, Zarza Capilla La Vieja tiene el trazado sinuoso marcado por sus primeros pobladores, asentando sus viviendas sobre los desniveles en la falda de la majestuosa Sierra de las Poyatas. Y por otro Zarza Capilla La Nueva, asentada en un llano, tiene una trama urbana hipodámica, racional, donde hay tres edificios que destacan: el ayuntamiento, la iglesia y el cuartel de la guardia civil. Dos cascos urbanos para un solo pueblo junto con un común y trágico pasado bélico.


1Sus dimensiones: 35 cm de diámetro, 45 cm de altura y 1,5 cm de grosor.

2 comentarios:

  1. Más que un empeño de los vecinos fue una necesidad el rehacer sus casas. Hasta 1955 no se acabó el Pueblo Nuevo con viviendas insuficientes aunque eso por desgracia cambio una década después por la emigración

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  2. Doy las gracias por esta información; me ha encantado saber algo mas de mi pueblo de donde vengo y tengo todas mis raíces." VIVA ZARZA CAPILLA ".

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