El
dominio del territorio ha formado parte de la lucha por la
supervivencia de los grupos humanos a lo largo del tiempo. El
resultado de cómo se han explotado los recursos naturales de un
espacio geográfico durante siglos por las sucesivas organizaciones
humanas ha conformado nuestro paisaje. La evidencia de esta
perspectiva diacrónica son los cuatro biotopos que se suceden en la
actualidad en la demarcación histórica de La Serena: Zonas de
Sierra, Humedal, Dehesa y Semi-estepa. Y sobre ellos se localizan los
núcleos urbanos, el trazado de las vías de comunicación, los
modelos de explotación agropecuario…
El fracaso del golpe militar contra la
democracia Republicana fue escenificándose en determinados
lugares del espacio geográfico extremeño. La opción de los
insurgentes de llegar a Madrid por Extremadura empezó a configurar
el escenario general de lo que fue la guerra en nuestra región. Y si
nos acercamos a un plano más local y tomamos el caso de la localidad
de Valle de La Serena, su ubicación en el espacio comarcal de La
Serena y su entorno natural formaron parte del importante escenario
bélico en el que se convirtió. De hecho el frente de guerra se
fijará en su término municipal a lo largo de un eje
Sureste-Noroeste que coincide con el valle del río Guadámez. Éste
a su vez se encaja entre líneas de sierras que sirvieron de asiento
para el establecimiento de las fortificaciones. La disposición
natural de dichas líneas de sierra siguiendo ese eje hizo que el
paisaje fuera estructurándose con arreglo a esa disposición
natural, definiendo así las zonas de vanguardia y de retaguardia,
entre las primeras líneas de combate (establecidas entre una línea
de sierra y otra situada enfrente) y la tierra de nadie (normalmente
situada en las vaguadas y zonas bajas entre una sierra y otra). El
control de las vías de comunicación fue esencial. Carreteras como
la de Puebla de la Reina a Valle de La Serena, o más al sur la de
Campillo de Llerena a Higuera de La Serena, rápidamente fueron
fortificadas por las fuerzas republicanas. La llamada “guerra de
columnas”, que tanto éxito tuvo para el avance de los nazis en la
guerra europea, ya fue puesta en práctica en España principalmente
por los rebeldes.
Por
ello, la ocupación de las zonas elevadas, llamadas “cotas” en la
terminología militar, se vuelve esencial en tiempos de guerra, y la
manera en que se llevó a cabo la elección de los mejores
emplazamientos y la fortificación de los mismos era algo que se
ejecutó con la mayor de las precisiones durante la guerra. De hecho,
el ahorro de tiempo y material eran vitales, por lo que las “cotas”
idóneas eran las que permitían un mejor control de los caminos y
carreteras, optimizando la cobertura de éstos y el ahorro de
hombres, tiempo y material, pero también se primaba en la elección
de las cotas a ocupar las que contasen con farallones rocosos que
sirvieran como parapetos naturales, lo que ahorraba tiempo y energía.
Basta un simple paseo por la Sierra de Guadámez o por las lomas que
rodean Valle de La Serena por el Oeste para entender la cuidada y
acertada elección de las posiciones republicanas que defendieron
este flanco del frente de guerra hasta finales de julio de 1938.
Con
todo, resulta lógico que la presencia del río Guadámez y de las
citadas vías de comunicación redunden en un espectacular entramado
de fortificaciones y trincheras, fruto de esa necesidad de controlar
los accesos en una guerra que se hace en buena medida por carreteras
y caminos con esas columnas motorizadas. Se crea así un auténtico
paisaje de guerra, o, para ser más exactos, se “actualiza”. Este
hecho no es nuevo en nuestra comarca, pues este mismo río junto con
el Ortigas y el Zújar desde la Prehistoria, tuvieron un importante
papel en la articulación del territorio, controlando los accesos a
la comarca que se abren desde estos tres valles. Y debido a ello, en
numerosos casos las fortificaciones de la Guerra Civil comparten aquí
espacio con otras más antiguas, desde época calcolítica a época
medieval. En definitiva estamos ante lugares e intereses comunes a
las necesidades de la guerra a lo largo del tiempo, intereses que
tienen su plasmación más evidente en la fortificación del paisaje
y la reocupación de aquellos lugares más idóneos para llevarla a
cabo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario