Durante los trabajos de
prospección arqueológica que viene realizando el equipo técnico de nuestra
Asociación se suelen hallar objetos en superficie. Normalmente los hallazgos se
sitúan en lo que fueron las zonas de vivacs que estratégicamente estaban a
resguardo de las líneas de trinchera. Recientemente podemos destacar el
hallazgo de latas de conservas donde se leía con nitidez el siguiente grabado:
“Matadero Provincial. Mérida”. Este tipo de lata se ha documentado en varias
posiciones dentro de la amplia zona del Frente que se instaló entre los
términos de Campillo de Llerena y Peraleda del Zaucejo.
Lata oxidada con el nombre del Matadero de Mérida.
La localización de estas latas en
estos lugares delataría la presencia de las tropas rebeldes. Incluso podría
asegurarse que su dispersión a lo largo de las líneas del Frente estaría
vinculada a dos fases de la Guerra. Un primer momento tras la conquista de las
posiciones defendidas a finales de junio de 1938 por el Ejército Republicano,
cuando los franquistas ocuparon Peraleda del Zaucejo. Y la otra posible fase
sería casi al final de la Guerra, debido a la movilización de las tropas
franquistas por toda la zona señalada con motivo de la gran y estéril ofensiva
republicana de enero de 1939.
Zona del Frente donde se localizaron las latas en varios puntos.
Según una reciente investigación
del historiador emeritense Juan Carlos López Díaz[1]
el Matadero Provincial de Mérida fue una apuesta política durante la Dictadura
de Primo de Rivera por la manufacturación de los productos cárnicos de la
región, principalmente el cerdo. La inversión fue importante y los resultados
iniciales fueron desastrosos incluyendo la paralización de la actividad en dos
ocasiones. El cambio de rumbo se iniciaría con el arrendamiento que el
empresario gallego José Fernández López realizó en 1935.
Matadero Provincial de Mérida, años 30.
Fuente: Diputación de Badajoz.
El Golpe de Estado contra el
Gobierno de la República y la caída de Mérida en poder de los rebeldes en
agosto de 1936 marcaron definitivamente la vida productiva del Matadero. El jefe
del ejército del sur, Queipo de Llano, a través del gobernador civil de la
provincia ordenó al empresario lucense, Fernández López, poner su industria al
servicio de su ejército. Debía de fabricar grandes cantidades de rancho de
cocido extremeño y carne de cerdo en latas de medio kilo. Parece ser que un
importante corredor de ganados de Zafra, Julián García Hernández, recibió el encargo por parte del mismo
Fernández López de la compra de cerdos y garbanzos junto a la contratación de
un “buen equipo de matarifes con un buen capataz”. Además del Matadero de
Mérida el empresario lucense tenía otro en Galicia, en Porriño, también con
capacidad frigorífica aunque dedicado al vacuno. Con ambos mataderos la
capacidad de abastecimiento al ejército rebelde estaba asegurada al igual que
unos elevados beneficios. En el mismo trabajo, López Díaz, apunta un posible
abastecimiento a la Wehrmacht.
El negocio propiciado por la
guerra junto con el buen hacer del empresario Fernández López, como alaba y pondera
el historiador López Díaz, ayudarían a su diversificación empresarial en
distintos sectores, dentro y fuera de Extremadura.
El Matadero Provincial de Mérida
fue la industria más importante de Extremadura durante el primer Franquismo y
cimentó la diversificación del empresario José Fernández López con empresas
como Corchera Extremeña, Zeltia S.A., Pescanova, Kiwi S.A., entre otras[2].
Estas latas oxidadas vuelven a
demostrarnos que las guerras han sido siempre un gran negocio para unos pocos.
[1] López
Diaz, Juan Carlos. “José Fernández López, industrial y mecenas de Mérida.
Treinta años de su muerte”. Revista de Estudios Extremeños, Tomo LXXII, Nº III,
Año 2016. Centro de Estudios Extremeños, Diputación de Badajoz. (pp.
2.049-2.079).
[2] Para
conocer la evolución del Matadero Provincial de Mérida es muy recomendable
visitar la siguiente página de la UNED de Mérida: https://senior.unedmerida.com/
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